Este es un tema complejo, a mi misma me surgen dudas para posicionarme de forma clara… ¿Dónde está la línea que separa lo correcto de lo no correcto?; ¿Es malo querer conocer otras formas de vida?; ¿No es una forma más de discriminación aislar la realidad de los pobres de nuestro viaje? y así muchas más. El turismo de la pobreza es un tema muy importante que ocupa poco espacio (o ninguno) cuando se habla de turismo responsable. Esta problemática recibe varios nombres, el que ya he comentado y otros como slum tourism.
Pese a la dificultad de compartir estas reflexiones de forma escrita, siempre es más fácil hablar y poder matizar opiniones, creo que es un tema que merece mucha más visibilidad de la que actualmente tiene. Pero empiezo por lo más simple: ¿Qué es turismo de la pobreza? Pues bien, en una época en la que viajar se ha democratizado y ya hemos experimentado de sobras lo que es desplazarse por el mundo llegó una nueva necesidad: el turismo de las experiencias. Nos hemos cansado de ver y ahora queremos experimentar sensaciones, emociones y sentir adrenalina. Para diferenciar nuestro viaje del de los demás entran en juego las experiencias. Todas son válidas… deportivas, sociales, musicales, voluntariados, etc.

Personalmente soy de las que piensa que en un viaje las experiencias vienen solas y no hay que planificarlas, aunque algunas de ellas sí que necesitan cierta preparación como por ejemplo una prueba deportiva. Pero la realidad es que cada vez necesitamos más y más experiencias, lo que no tiene porqué ser malo. Dentro de esta realidad las personas pobres de otros países han tomado un protagonismo en nuestros deseos viajeros. Y así muchas personas incluyen en sus viajes visitas guiadas para observar la pobreza de otros países.
Lo que se veía en películas, como Slumdog Millionarie, Ciudad de Dios, Los niños del barrio rojo o muchas otras, hace tiempo que lo ofrecen empresas o guías turísticos en las comunidades más pobres de todo el planeta.
Mi primer contacto con el turismo de la pobreza
En 2009 hice mi primer viaje internacional y, como me van las emociones fuertes, escogí la India. Éramos dos amigas jóvenes que se plantaron sin experiencia viajera en uno de los países más impactantes. En nuestro paso por la ciudad de Bombay visitamos la ONG llamada Sonrisas de Bombay. Fundada por un catalán que tuvo que hacer frente a las amenazas de mafias locales para llevar a cabo su proyecto. Dedicamos un día completo a conocer su trabajo después de leer su libro «Sonrisas de Bombay: El viaje que cambió mi destino«. No voy a entrar a detallar el proyecto pero su foco principal son los niños y mujeres. Así visitamos varias escuelas en los barrios más pobres de Bombay, llamados slums, y dos leproserías (sin entrar, solo fue una charla informativa en las recepciones de los centros).

Después de estas visitas mi amiga y yo comentamos sensaciones al llegar al hotel🤔. Ambas coincidíamos en que teníamos un sabor amargo, ¿es normal interrumpir como turistas en las escuelas su día a día? y otras preguntas más que nos hacíamos con cierta sensación de culpabilidad. Después de cierto debate ético llegamos a una conclusión: la ONG necesitaba esta pequeña balanza entre visitas bien controladas y proyecto social para poder seguir financiándose. Analizamos nuestra visita y llegamos a la conclusión que se hizo con sensibilidad por parte de la organización. Y es que llevamos material escolar para entregar de manera que haber entrado en las clases no lo veíamos tan grave. En otra de las escuelas se hizo una representación teatral por parte de dos turistas, valoramos el conjunto de la experiencia y nos pareció razonable. Obviamente, después de ver todo lo que vimos, ambas decidimos hacer una donación especial al volver a nuestras casas.

Y esta fue mi primer contacto con el turismo de la pobreza. Con 25 años ya sentí la necesidad de reflexionar éticamente sobre lo que había vivido. Y eso que yo lo hacía aportando un mínimo granito de arena a un proyecto social que revertía directamente en la comunidad… Este primer paso me ayudó a plantearme mis acciones en los siguientes viajes, como mi paso por una ONG de Perú, la cual escogí precisamente por su gran transparencia.
El primer contacto de Alberto con este tipo de turismo fue durante su paso por New Orleans en 2011, donde le ofrecieron un recorrido por los barrios más pobres y devastados por el huracán Katrina. Al principio pensó que era interesante, ver la verdadera realidad de muchos, pero después de meditarlo con su compañero de viaje también llegaron a la conclusión que no era la forma de explorar la ciudad. Estos tours a día de hoy siguen existiendo y es un claro ejemplo de que el turismo de la pobreza no solo existe en países en vías de desarrollo, sino también en el que muchos llaman «primer mundo».
¿No puedo visitar a los más desfavorecidos?
Puede que ya te estés haciendo esta pregunta y la respuesta correcta no existe. La diferencia entre lo correcto e incorrecto en este caso se encuentra en el terreno moral. Existen tours organizados a zonas con condiciones extremas alrededor del mundo: las favelas de Brasil, los slums de Bombay, aldeas en África o el cementerio de Manila. Desde mi punto de vista una excursión organizada para ver una comunidad pobre por parte de una empresa o particular que no viva en esa comunidad es poco moral, nos convertimos en vouyers de la pobreza 👀 sin aportar absolutamente nada de forma directa a la comunidad. ¿Te preocupas de analizar a quién le das el dinero?; ¿Ganan todas las partes implicadas? Para mi este es el punto más importante, contratar una excursión sin valorar a quien beneficia este impacto económico es un acto turístico egoísta, solo nos importa nuestra experiencia y las fotos.

Por otra parte también he visto viajeros por libre que han ido a estas zonas haciendo vídeos y fotografías para sus redes sociales. El contenido es variado, desde los que se creen salvadores de los pobres hasta los que se creen fotoperiodistas. Por supuesto, hay casos que lo muestran con muchísima responsabilidad y mi admiración hacía ellos es máxima. A todos ellos gracias por mostrar al mundo las diferentes realidades al mismo tiempo que respetan y cuidan a las personas🙏🏽.
En mi opinión hay un punto de inflexión y es la sensibilidad con la que un viajero muestra todo esto. Volvemos a lo mismo… ¿lo hago por mí y por ayudar de alguna manera a los demás o lo hago para compartir y mostrar sin previa reflexión? Hay una cosa que nunca falla y es la empatía, en estas situaciones es tan fácil como preguntarse ¿si yo estuviera viviendo en condiciones infrahumanas me gustaría que hicieran esto conmigo? Si la respuesta es no, no queda mucho más que comentar. Vuelvo a reiterar que el punto que marca la diferencia es la sensibilidad del contenido y de cómo se muestra (por si alguien se siente aludido).
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Otra cosa que he visto bastante durante mis viajes y me repugna es cuando hay niños pidiendo. Y ahí llega el occidental a darle dinero o caramelos a cambio de ¡¡¡una foto!!! Increíble, donde más impotencia sentí fue en una parada del loop de Ha Giang por el norte Vietnam. Lo peor es que entras en Instagram y ves todas esas fotos en muchas cuentas con comentarios de admiración😰. En serio ¿no se dan cuenta que eso es fomentar el trabajo y maltrato infantil?
¿Cómo puedo ayudar?
Se puede y debe hablar de las personas más desfavorecidas, se puede y no es malo ver las zonas con menos recursos pero lo que no podemos olvidar es respetar la dignidad. Tampoco participar en que la pobreza siga siendo un negocio para unos pocos y que así se siga fomentando la pobreza de unos como fuente de ingresos para otros.
No soy partidaria de eliminar cualquier contacto con la pobreza en nuestros viajes, creo que eso es igual de negativo que el negocio que explota a estas comunidades. La pobreza es una realidad en muchos lugares del mundo, no la debemos obviar pero sí podemos hacer turismo responsable. Algunas formas de hacerlo son las siguientes:
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- Si realizas visitas a comunidades con menos recursos procura que sea aportando algo de forma directa. Evita hacerlo a través de empresas u operadores turísticos ajenos a la comunidad.
- Involúcrate en proyectos locales que te permitan acercarte y conocer la realidad al mismo tiempo que aportas y favoreces a su desarrollo.
- No trates a las personas como si estuvieran en un zoo humano, fotografiándolas y grabándolas. Interactúa con ellas, comparte y aprende. Aprovecha esta experiencia para ti sin necesidad de tener que mostrarla. Y si la quieres mostrar a tu entorno, que también es bueno, no es necesario mostrar según qué cosas.
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- Trata a las personas de igual a igual 👥, ni con compasión ni superioridad. Son iguales a ti pero en otro contexto social.
- La BBC en un artículo presentaba las siguientes opciones al hablar del turismo de la pobreza: educativo, filantrópico, vouyerismo o explotador. Hazte preguntas antes de la visita y define cómo quieres comportarte desde tu capacidad crítica 🙅🏻♂️🙅🏽♀️.
- También sé crítico con la pobreza, suena raro pero sí. No toda la pobreza que puedas ver viajando es «real». En Calcuta hay una gran mafia con los niños que mendigan en la calle, pon distancia emocional con las realidades que conozcas y valora si realmente la situación requiere de tu ayuda o no.
- No des dinero, comida o bienes a una persona sino que lo mejor es ayudar siempre a través de una organización que conozca el lugar y reparta de forma equitativa. No podemos olvidar que muchas personas y comunidades viven dominadas por mafias y si ayudamos de forma individual podemos favorecer estas estructuras. Con esto no quiero decir que no compremos comida si vemos a alguien que la necesita sino que antes de hacerlo valoremos bien. Ya contamos nuestra experiencia con los niños en Calcuta a través de Instagram…
¡Compartamos recomendaciones!
Como conclusión y para terminar quiero decir que el turismo puede aportar cosas buenas a las áreas más desfavorecidas. Todo dependerá de la capacidad que tengamos los viajeros de hacer el bien y no pensar solo en nuestras fotos. ¿Qué opinas?; ¿Has tenido alguna experiencia similar?
Hay otra línea de debate con el turismo en las comunidades aborígenes, pero lo dejo para otro artículo cuando hayamos leído y aprendido más sobre el tema.
Aquí dejo dos recomendaciones:
- Hilo Rojo: organización sin ánimo de lucro en Trujillo, Perú. Escolariza a niños de familias sin recursos y busca empoderar a las mujeres de la zona. Ser voluntario es fácil y no piden más que la manutención diaria. Puedes leer más en Voluntariado en Perú.
- Reality Tours: empresa en India, concretamente de Bombay, que realiza tours por los slums. Revierte el 80% de los beneficios en proyectos locales y tienen una política estricta de no fotos en sus salidas con el objetivo de preservar la intimidad de las personas locales.
¿Qué opinas sobre todo lo que has leído?; ¿Has tenido alguna experiencia similar? Déjanos en comentarios tu opinión o todo lo que creas que ayuda a no fomentar el turismo de la pobreza. Seguro que entre todos podemos compartir las mejores experiencias y empresas.
🧠 Fuentes para pensar 🧠
Hay muchas fuentes para leer y reflexionar más sobre el conocido Turismo de la pobreza. Algunas organizaciones dedicadas al turismo responsable son las que ofrecen mejor material: Turismo Concern, Action for Ethical Tourism o Slum Tourism Network.
Y dejo un artículo sencillo pero que expone de forma clara los pros y contras de este tipo de turismo, puedes leerlo aquí.
Comentarios (7)
A mi también me ha costado mucho hablar de este tema cuando nos preguntan por le viaje de 8 meses que hicimos a Sudamérica, incluso hay gente que nos «reclama» fotos con indígenas o gente local. Desde el primer momento tuvimos muy claro que nuestra inmersión en latino América tenia que ser con su gente y su cultura, respetándola siempre y que las fotos y experiencias llegarían solas y a veces, nos apetecería y sobre todo si a ellos también, tómanos una foto y otras no porque no es el momento ni el lugar. Siempre intentamos alejarnos de esas empresas que comentas que te llevan a ver una comunidad como si fuera un parque de atraiciones. En Perú, en la isla de Uros intentamos de todas las maneras no ir con ese tipo de empresas y al final decidimos que no íbamos a ir, pero al ultima ahora una mujer que habíamos conocido nos prometió que conocía a alguien que vivía allí y que si queríamos ir a participar en su comunidad y no a ser simples dolares con patas, pero nos engañaron, fue más de lo mismo. A veces es difícil decir que NO pero es necesario, igual pensamos de las atracciones y experiencias con animales. En resumen, me encanta el articulo y la reflexión. Enhorabuena.
Hola pareja,
Nos ha encantado este post. Como sabéis, íbamos a India, pero la situación ha hecho que lo pospongamos para el año que viene. Nos apuntamos las escuelas de Bombay, y por supuesto me leeré el libro. En nuestros viajes, siempre llevamos material escolar y alimentos típicos de nuestra ciudad porque solemos alojarnos en casas particulares y siempre agradecen esos detalles.
Gracias por este post; muchas personas necesitan que les recuerden que hay que ser un turista responsable…
Un abrazo
Hola!!
Ojalá podáis retomar pronto ese viajazo. Agradecer la hospitalidad es maravilloso y aportar material escolar en estos países es un tesoro. Os animo a que os informéis sobre las escuelas de la ONG, si finalmente vais por allí ya nos contaréis vuestra impresión y la situación actual. Nos encantaría saber como sigue el proyecto. Saludos!
Has tocado un tema sin duda muy interesante y escabroso para los viajeros, tengo escasa experiencia en destinos turísticos que se definan «pobres» pero cuando lo he tenido me han entrado muchas dudas morales sobre como comportarme (también fue en épocas universitarias y la madurez supongo ahora aportaría algo de conciencia extra). Lo que si tengo claro es que no se pueden visitar esas zonas como bien decís haciendo de ellas un zoo humano, o ir en plan me hago la foto con los «negritos» a cambio de unas chuches. Al menos aportar para que esas comunidades salgan adelante o con organizaciones que de verdad trabajen en la zona.
Como bien has dicho la edad y el momento del viaje es importante, poco a poco aprendemos y lo importante es compartirlo. Las personas no solemos actuar de mala fe pero es importante «reflexionar» nuestros actos.
Me ha encantado tu artículo. A veces se toman los viajes como un bien de consumo más, y lo
que cuenta es qué puedes explicar y las “fotos” trofeo que has conseguido. Por un lado, es interesante conocer las realidades de otras cultura, y no quedarnos con la superficie, pero desde el respeto y la dignidad de las personas. Muchas gracias por explicarlo así y despertar conciencia.
Muchas gracias por el comentario Inma!
Estamos de acuerdo con lo que comentas de las fotos como trofeo, lo hemos visto en bastantes ocasiones. Al final también hemos de reflexionar sobre los viajes más allá de vivirlos y escribir consejos prácticos. Ojalá poco a poco mejoremos y aprendamos de los errores.
Y gracias a ti por leernos😁!